• Recuerdos del futuro: febrero 2023

    viernes, febrero 10, 2023

     

    Moneo

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     El debate entre lo que es bello o no me fascina

    Personalmente pienso que  "todo lo bueno es bello pero a veces no todo lo bello es bueno"

    Entonces ¿Qué es lo feo?

    Si como bueno entendemos que un edificio, por ejemplo, cumple su función, no tanto diríamos que es feo si es cómodo o adaptado a sus necesidades, argumentaríamos, quizá como pasa con el cubo de Moneo, que es antiestético, anacrónico, con respecto al entorno en el que ha sido emplazado. No guarda armonía estética, al menos en lo que nuestra percepción y comparativa con los edificios del entorno, que si nos fijamos tampoco guardan en absoluto comparación con el edificio neogótico de los Jerónimos, solo que al no estar tan al lado no nos damos cuenta que lo que realmente no encaja son los Jerónimos.

    Pero quizá el problema no venga del edificio, que como cobertura protectora del claustro, creo cumple perfectamente su función, sino de la ubicación que crea un "dialogo a bofetadas", como bien se comenta porque donde nuestra percepción estética espera un jardín, o quizá el deterioro a la intemperie de un claustro desnudo, y se encuentra una mole de ladrillos que con lo que más compararía yo sería con un templo egipcio modernizado, quizá a juego con un obelisco que puede encontrarse a pocos metros de allí? Qui lo sa...

    Personalmente cuando paso por allí debo decir, que no percibo dicho elemento; de hecho pasé el otro domingo, viniendo del Retiro, y ni me di cuenta que estaba hasta que encontré de frente el Prado; reconozco que me gusta la iluminación que tiene por las noches pero a mi se me hace invisible. Quizá porque tiendo a mirar entonces a la fachada o torres de los Jerónimos o la pendiente ondulada detrás del museo. 

    No tengo porqué mirarlo, es mi percepción la que lo elude deliberadamente, no porque diga "es feo" sino porque quizá, sencillamente, no le presto atención. 

    Pero para un espectador educado en equilibrio de formas y conjunto, es un chirrido, un grito. Los materiales, la forma, el solo hecho de los cristales traslúcidos crean un desasosiego que no permite eludirlo, que altera literalmente el espíritu y se rebela gritando del único modo que sabe: "¡Que feo!"

    Quizá habría que pensar en dicho edificio como contenedor más que como monumento, como no te fijarías en los cubos de basura, papeleras o en los coches aparcados, estéticamente tampoco aportan nada al conjunto pero no les prestamos atención. Tampoco son de tal volumen.

    Es feo, pero es útil. ¿Se podría haber buscado una solución más "estética"? Seguramente, pero ahí ya prima lo económico, lo político o el prestigio del proyecto, supongo. Haber realizado un edificio guardando la estética del Prado? Es posible, pero también se hubiera visto extraño al lado de los Jerónimos.

    En resumen, lo feo es lo que altera de un modo sensible nuestro equilibrio interior.



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