Recuerdos del futuro

Erase en un verano, hace mucho, mucho tiempo, algunos de mis compañeros de universidad encontramos un trabajo en prácticas en verano en una empresa de formación de informática en uno de los rascacielos de Madrid. Windsor. Planta 13.

Recuerdo los guapetones que nos pusimos el primer dia, y lo prometedor que nos parecía el recibir y dar formación. Para muchos, nuestro primer "trabajo" ( sin cobrar un duro, pero para hacer curriculum).

Aprendimos, disfrutamos. Sufrimos, hicimos amigos.

Cuando cogíamos el ascensor por la mañana, procurabamos meternos los cuatro amigos solamente para hacer una travesura tremenda... Le dabamos al piso 13 y el ascensor subía de sopeton, y justo cuando estaba a punto de frenar en la planta, saltabamos todos de golpe y, por un momento, nos quedábamos suspendidos en el aire... Si, como el salto de Matrix... Luego justo antes de abrirse las puertas, se oia un pom!!!, cuando por fin poniamos los pies en el suelo.

Recuerdo los bocadillos de mediodia, las máquinas de refrescos y café, tostándonos al sol de verano bajo la sombra de la torre Picasso. Los nervios del primer curso. El salir a las tantas los viernes, cuando tocaba preparar las áulas para los cursos de la semana siguiente. Robar galletas Oreo, que eran para los clientes. Como yo era la única chica, todos se metian con la chica de recepción que era de un pueblo de Cuenca, curiosamente, que pequeño es el mundo, jeje...

Una noche pedimos pizza y como a las 9 de la noche paraban los ascensores y el aire acondicionado, hicimos subir al pizzero con 5 o 6 pizzas los trece pisos... Le tuvimos que dar una buena propina...

Y una mañana de verano vimos un eclipse desde las ventanas ahumadas.

Siempre que pasaba cerca de alli, miraba a la planta 13 y de noche, casi siempre, habia luces encendidas.

La otra noche me despertó un incendio. Como en una vieja canción de Santiago Auseron:"Un incendio ilumina mi habitación ... ". Era emocionante, y terrible ver la lucha de los bomberos contra tal incendio, que más que el coloso en llamas, parecía un volcán en erupción. Hasta el último momento, cuando el fuego bajó del piso 17 hasta el 13 ya todo se dio por perdido. Hermoso, pero aterrador, el fuego lo devoró todo.

La otra noche la gente miraba en parte, asombrada, en parte aterrada, en parte divertida...

A través de la tele, yo no podía dejar de mirar.

Sólo era un edificio, pero con él también han ardido buenos y malos recuerdos de mucha gente...