• Recuerdos del futuro: Exiliada de Jerusalem

    miércoles, marzo 23, 2005

     

    Exiliada de Jerusalem

    Madrugada de Viernes. La primera luna llena de la primavera como testigo. La noche se llena de clarines y tambores destemplados. Piel, cuchillos, ritmo perdido entre las piedras y el frio de la mañana. En otros lugares los tambores claman a la hora nona, pero aqui son burla y escarnio. Cuenca se hace Jerusalem por un momento. Sale el reo, clamor de palillos, y en un segundo, trueno, estruendo, latido. Es la turba que clama contra el cielo. Es la turba que eleva sus clamores desde el fondo de las piedras. En cada esquina, los clarines chillan, como plañideras, rompiendo el aire, y de nuevo el estruendo de mil tambores, mil corazones latiendo apretujados.

    Y de pronto, solo silencio, voces entonando el Miserere: Miserere mei Deux... Misericordia tuam, misericordia tuam, misericordia tuam.

    La última sílaba del canto antiguo despierta de nuevo a la turba. Retumbar que se hace trance.

    El desgarro del hombre implorando misericordia a un cielo que parece no escuchar.

    Esta madrugada, aún en el exilio, oiré los clamores de Las Turbas.

    Oiré los cantos destemplados en el frio de la mañana:
    "San Juan, que lo bailen, Jesús, a la cruz; Que lo bailen, al guapo"

    Recuerdo viejos poemas de un poeta de mi tierra, Federico Muelas.

    "Donde vas tan de mañana por la ribera, San Juan?
    - Buscando mis ojos van lo que mirar no querían;
    busco a la Virgen María que en la noche la perdí.
    Alma, si la viste, di que quiere velar con ella
    junto a los pies del madero
    quien durmió en Getsemaní."


    "Cristo crucificado en luna fría
    sobre frío cristal, crucificado,
    entre garras de hielo atenazado
    sin sombra, en implacable mediodía.
    ...
    Cristo y mi soledad, como un presagio..."

    Comentarios:
    Precioso ...
     
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