• Recuerdos del futuro: El secreto del cocodrilo

    domingo, noviembre 20, 2005

     

    El secreto del cocodrilo

    Erase una vez un cocodrilo que vivia en el Antiguo Egipto. Era venerado como un dios, como a sus otros hermanos, y pasaba la vida tranquilo, tomando el sol en los arenales del Nilo, entre los papiros y los lotos. La gente corriente le temía y le respetaba y los poderosos sacerdotes le alimentaban cada dia dejando sus ofrendas para ellos.

    Un día, un un ibis se acercó al río a beber, y tomando al cocodrilo por un tronco se apoyó sobre él. El cocodrilo, algo molesto, se dio a conocer.

    - Hermano ibis, - dijo el cocodrilo - perdona que no me haya presentado pero soy un cocodrilo, no un tronco o una piedra.

    El ibis voló sorprendido, mirando al cocodrilo, y le dijo.

    - Caramba, pues que contradicción.

    El cocodrilo salio del agua y se puso perezoso a tomar el sol.

    - Desde luego, - dijo el ibis - no comprendo como el dios Ra permite que haya seres tan feos como tu. Lleno de barro y con la piel tan dura, es normal que un ser de aire como yo te confunda con un tronco no crees? La culpa es tuya por no tener un plumaje vistoso.

    El cocodrilo bostezó, pero no dijo nada.

    - Además, - continuó el ibis mientras pescaba un pez despistado - no comprendo como os consideran animales sagrados. Los ibis si merecemos ese don. Cruzamos el cielo con prestancia y nobleza, y recorremos distancias que tus cortas patas no podrían alcanzar en toda tu existencia. Dime, hermano cocodrilo, ¿qué os hace tan valiosos?

    El cocodrilo dijo

    - Los cocodrilos guardamos un secreto.

    - ¿Un secreto? ¿Que clase de secreto? ¿En el lodo y el fango sirven de algo los secretos?

    El cocodrilo sonrió.

    - No sé si sirve de algo, pero es un secreto.

    - Hermano cocodrilo, a pesar de tu bajeza, y mi altura, yo puedo compartir contigo los secretos de los vientos, del desierto y los oasis que he encontrado en mis viajes. Vamos, sé noble y comparte conmigo tu secreto.

    -Es que no se si es bueno que comparta mi secreto...

    - Ay, que obstinados sois los seres de tierra... Ese secreto no puede ser tan malo... Seguramente os hace de ese modo ser un poco más apreciables de lo que sois...

    El ibis se acercó.

    - Venga, hermano cocodrilo, sé noble y dímelo.

    - No se si debo, no se si debo...

    - Claro que debes, compartelo conmigo, anda... - y por dentro el ibis pensaba "Seguro que es un secreto que lo hace poderoso, y si lo descubro, yo también podré serlo".

    - No se si debo, no se si debo...

    - Tienes que mostrarme ese secreto... - exigió el ibis, un tanto alterado.

    - Bueno esta bien: abriré la boca bien grande y si miras en el fondo de mi garganta podrás ver mi secreto. Pero tendrás que mirar bien al fondo, o no lo descubrirás.

    El cocodrilo abrió la boca y el ibis, confiando en si mismo, se puso a mirar en la garganta del cocodrilo...

    -Pues no veo nada, no veo nada...

    Y no pudo terminar la frase. Pero el ibis, en su confianza ciega, descubrió a su pesar el secreto del cocodrilo.

    Comentarios:
    Ahora el ibis se encuentra en el interior del laberinto. Gracias por tu comentario.
    Un viejo peregrino
     
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