• Recuerdos del futuro: De la Palabra y las cosas importantes

    martes, enero 14, 2025

     

    De la Palabra y las cosas importantes

    Hay cosas urgentes y cosas superfluas, hay cosas urgentes y cosas importantes. ¿Cómo saber elegir cual es aquello que debemos hacer en primer momento? Lo urgente requiere un plazo de tiempo limitado. Urgente era haber tenido un esposo, hijos, a la edad adecuada. No pudo ser, por tanto aquello que es urgente, cuando pasa su tiempo, deja de serlo. Se convierte en algo ya imposible de realizar. Si dejas de hacer algo urgente, llega el momento que ya no es posible realizarlo más. Deja de ser su tiempo. Un tiempo expirado. Y ese hecho urgente deja de serlo. Ya no tiene sentido. Se convierte en superfluo, nada. Lo arrastra el tiempo. Por eso creo que es más importante, valga la redundancia, centrarse en las cosas importantes. Porque las cosas importantes tienen un tiempo de vida todavía menor que las urgentes. Deben hacerse en ese mismo instante, en ese mismo segundo. Las cosas urgentes, a su tiempo. Las cosas importantes, constantemente. Por eso es necesario centrarse en las cosas importantes. Aquello que construye cada segundo.

    Para mi, escribir no es urgente, pero si es importante. Si no lo hago, desaparezco. Si no lo hago, en cierto modo dejo de ser, me convierto en algo superfluo, que se lo lleva el viento, muero. Escribir para mi es importante porque me ancla a cada segundo en que esa palabra fue escrita. En cada segundo en que esa palabra fue pronunciada, escuchada, el instante en que cada palabra toma forma, crece, estalla, y queda sumergida en el recuerdo. Como las olas de un mar incesante. Las palabras no son urgentes, pero si importantes, el ruido de fondo, el ruido blanco de las estrellas, el sonido lejano del viento, el sonido de la brisa.

    La Palabra es importante, pero al estar fuera del tiempo, sabe hacerse urgente fuera de  nuestras torpes medidas y planes. Es la única cosa urgente que reclama su tiempo por si misma. Reclama su tiempo como un bebé hambriento reclama alimento. La urgencia de la propia supervivencia, la urgencia de la sola presencia. La Palabra crece de otro modo, no es una ola, no es un rumor. Es el propio mar. Es el propio viento. Es todas las estrellas.



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